miércoles, 21 de noviembre de 2012

Primer Informe [CONSTRUCCIÓN] (2012)

TOWEMALMI: Anastasio Pizarro, José María Miranda y Fred Weninger

Apertura 18 de Julio | cierre 2 de agosto

En el marco del seminario “Conservación y documentación de instalaciones de arte contemporáneo” de Inside Installations, TOWEMALMI presenta Primer Informe [CONSTRUCCION]

Enfrentar los sentidos con el mundo de lo sensible, viene de la mano de la idea de una experiencia que, por no (…) intentar significar algo, por su carácter espontáneo e irreductible al conocimiento codificado, se postula como una posibilidad de libertad y se constituye como una salida. Quizás, en el mejor de los casos, como un simple espacio neutral que permite a cada quien, obtener lo que de él, merece obtener.[1]


Primer informe [CONSTRUCCIÓN] está constituida por la construcción de una estructura de carácter arquitectónico (un prisma rectangular) con materiales prefabricados de proporciones aproximadas a las de un cuarto pequeño. El interior del módulo es utilizado como un espacio donde elementos de la estructura misma, una instalación de iluminación homogénea, documentos gráficos montados sobre diferentes soportes y un circuito de video se conjugan para conformar una instalación de carácter espacial.








El trabajo ha mutado acorde a su proceso de construcción en cada sitio en el que ha sido emplazado, a través de un programa de subjetivación que se da en la manipulación arquitectónica del lugar.
Indaga a partir de la creación de un sistema de demarcación que redistribuye los elementos de la normalidad, e inscribe al cuerpo y su desenvolvimiento en un contexto instalativo-arquitectónico orientado a la percepción física del espacio.
Presenta, a su vez, la base de un conflicto entre las disposiciones tecnológicas que permiten su estructuración al tiempo que imponen un orden y jerarquía a la praxis humana.




Pensar en la ciudad como un conglomerado de textos encadenados y jerarquizados; cada edificio, cada calle, cada casa en ella son componentes que actúan como enunciados codificados (textos programados) que organizan territorialidades tanto físicas -ubicaciones espaciales- como subjetivas -comportamientos específicos a cumplir en ellas-. Estas inscripciones del lenguaje urbano y sus códigos de orden son formas de inserción en la lógica de la máquina social. Son, en un mismo gesto, el acercamiento y el distanciamiento del devenir humano: a la vez que otorgan al individuo la capacidad de adquirir y orientarse en el sentido, le adjudican un juego de connotaciones y un orden simbólico que le sirven de contexto para su propia sumisión.[2]

[1]TOWEMALMI (de la presentación desarrollada para otra instancia, abordando la comprensión del trabajo desde otra perspectiva).

[2] TOWEMALMI. Comentario desarrollado en específico para la presentación del trabajo en el EAC, Montevideo, Uruguay.

Todas las fotos de Laura Lencina para SEU- UNC

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